MICROCUENTO - VIERNES 13

Estamos en el mes del horror y por eso he querido escribir una serie de microcuentos en su honor aquí el primero de ellos, espero que te guste.

VIERNES 13

—Esta es la peor fiesta de la vida, estoy aburrido.

— Héctor, que Tania no esté aquí no quiere decir que vaya a estar mal, —le contesté.

En ese mismo instante la música dejo de sonar, las luces se apagaron, todo era oscuro, la estancia se quedó en un silencio sepulcral, un extraño frio me recorrió todo el cuerpo y me hizo temblar hasta el último hueso. — ¡NOOOO POR FAVOR! —escuché que gritaba una chica, fue un grito desgarrador lleno de dolor y sufrimiento, luego más gritos todos igual de aterradores — ¡DETENTE!, ¡NO VEO NADA!, ¡EMMA, EMMA, EMMA! , ¡DUELE, DUELE MUCHO!, los gritos y el dolor se mezclaron y sonaban como si fuera una sinfonía compuesta de sufrimiento y sangre.

—Héctor ¿qué sucede? —le pregunté como si él supiera la respuesta pero no me contestó.

—Héctor no es chistoso, — le reproche y a tientas estiré mi brazo hacia el lugar donde recordaba había estado hace unos segundos pero ya no estaba allí, una sensación de soledad y abandono se apoderó de mi.

— ¡Dios mío!, tenía que encontrarlo y aunque no veía nada empecé a moverme por la sala, —Héctor, —Héctor, — lo llamaba en susurros y por más que lo buscaba no había respuesta lo único que se escuchaba eran gritos cada vez más intensos.

— Hectoooor por favor ¿dónde estás?, —¡tengo mucho miedo!, —¡Ahhhhh! grité espantado, algo me había empujado y me había untado de un líquido pegajoso, estaba a punto de salir a correr cuando escuché que alguien pedía ayuda, traté de dirigirme hacia donde escuché la voz y cuando estaba cerca tropecé y caí encima de algo, empecé a palpar y me di cuenta que era una persona, la moví pero no reaccionó lo único que conseguí fue untarme de más líquido pegajoso, me lo quité de encima y me levanté desesperado.

Ya no sabía qué hacer, los gritos habían parado hace unos segundos y así como si nunca se hubiera ido la luz volvió a iluminar el lugar, mis ojos tardaron unos segundos en acostumbrarse nuevamente y cuando todo se hizo claro lo vi, vi todo, los cuerpos de las personas que habían estado bailando felices, ahora yacían inertes en la sala, las paredes y el piso se habían teñido de sangre, dirigí la vista hacia mis manos y estaban pintadas de rojo, comprendí que era ese líquido pegajoso, mi corazón se aceleró a mil cuando alguien respiró detrás mío, tenía mucho miedo pero mi cuerpo reaccionó solo y empezó a girar hacia el lugar de donde provenía la respiración, cuando termine de dar la vuelta dejé escapar un grito ahogado, su rostro y ropa estaban manchados de sangre, cargaba un cuchillo en cada mano, abrió su boca y de su voz escuche,

—lo siento hermano te dije que estaba aburrido.

Esto ha sido todo, gracias por leerme hasta el final, espero que les haya gustado, y no olviden dejar su me gusta y compartir.

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